Como profesional de la salud, al servicio de la
comunidad oncológica de Panamá, he podido observar a través de mis casi 25 años
de servicio, cuán importante ha sido el avance de la tecnología, la cual ha
permitido la creación de nuevas técnicas de tratamiento, y por ende, ha llevado
a preservar cada vez más los tejidos sanos y reducir la toxicidad en los
pacientes que son sometidos a radioterapia.
La Radioterapia no es más que el uso de radiación de
alta energía para tratar el cáncer. Aproximadamente, el 60% de los pacientes
con cáncer reciben radioterapia en algún momento durante el curso de sus
respectivos tratamientos. El proceso conlleva una serie de pasos que involucran
la Simulación y Planificación previas al tratamiento.
En el año 1993, año en el que inicié mi profesión como
Asistente Técnico de Radioterapia, el Instituto Oncológico Nacional contaba con
2 equipos de Cobalto 60 para el tratamiento de los pacientes y una sección de
braquiterapia de baja tasa con fuentes de Cesio 137. Para entonces, a nivel privado, únicamente
existía un equipo de Cobalto 60 en la Clínica Hospital San Fernando.
Estos equipos de Cobalto, contaban con una consola,
las cuales, a pesar de contar con temporizadores digitales, el método de
introducción de los parámetros como el tiempo de tratamiento, era de manera
manual. No existía una conexión en red
que permitiese transferir los parámetros desde el sistema de planificación
hacia el equipo de tratamiento.
Para el proceso de simulación, se tomaban imágenes con
un equipo de rayos-x convencional y se procedía a marcar sobre la placa
adquirida, las áreas a proteger, para posteriormente confeccionar bloques de
plomo personalizados, o bien, bloques stándares, los cuales eran accesorios de
los respectivos equipos.
Así mismo, durante el proceso de planificación, los
cálculos eran realizados en 2D (dos dimensiones) y a plano medio de
profundidad. No existía la posibilidad
en nuestro país, para aquél entonces, de realizar planificaciones que permitiesen preservar los tejidos sanos
circundantes a las áreas de interés, por lo que los márgenes eran relativamente
amplios.
Los tratamientos se realizaban con campos fijos, AP-PA
y ortogonales. Esto ocasionaba que los pacientes obesos presentaran severas
radiodermitis; los pacientes con tratamientos en el área pélvica, presentaban
una gran toxicidad en recto y vejiga, y muchas otras condiciones en pacientes
de diferentes diagnósticos, que eran casi imposible de evitar por las técnicas
con las cuales contaban o permitían los equipos de aquél entonces.
Para el año 1999, un centro privado adquirió un
acelerador lineal con una consola análogo-digital; igualmente, se introdujo la
simulación virtual en nuestro país, con el uso de las imágenes de CT, las
cuales eran utilizadas para la planificación de los tratamientos, lo que
permitió incursionar en lo que era la planificación 3D. Aún para ese entonces, Panamá se encontraba a
20 años de atraso con respecto a los equipos y técnicas de planificación y
tratamiento a nivel mundial en Radioterapia Externa. Sin embargo, con la
implementación de la planificación en 3D y la ayuda de las imágenes digitales
obtenidas de la tomografía, se logró disminuir la toxicidad en los pacientes de
manera considerable. Cuatro años más
tarde, el Instituto Oncológico Nacional adquirió 3 aceleradores lineales que
permitieron incorporar el sistema de planificación en 3D en el sector público.
Estos aceleradores fueron los primeros equipos con consola completamente
digitalizada y un sistema en red que permitía la transferencia de todos los
parámetros de los pacientes (expediente digital). Esta modalidad, pasaba a ser una gran barrera
de seguridad que permitía reducir grandemente las probabilidades de error al
momento de ingresar manualmente los parámetros tales como el tiempo de
tratamiento, entre otros.
Igualmente, el centro pionero en IMRT a nivel
nacional, reemplazó la braquiterapia de baja tasa con fuentes de Cesio 137, por
la braquiterapia de alta tasa utilizando fuentes de Iridio 192. Esto mediante
un sistema automatizado que permitía dirigir las fuentes al lecho tumoral y
administrar la dosis requerida en cuestión de minutos u horas.
Posteriormente, en el año 2012, a nivel del sector
privado, se inicia en Panamá los tratamientos de IMRT (Radioterapia de
Intensidad Modulada), los cuales permiten modular el haz de radiación,
reduciendo así, muchísimo más, la toxicidad en los órganos a riesgo. Para esta
técnica de tratamiento los equipos ya cuentan con un sistema de verificación
mediante imágenes digitales, que permiten realizar las correcciones necesarias
justo antes de iniciar cada sesión.
Ya en el año 2013, tuve la oportunidad de formar parte
de la historia de la radioterapia en Panamá, operando el primer Acelerador
Lineal TrueBeam STx de Centroamérica, el cual es completamente digitalizado y
con alta tecnología que permite, además de utilizar tratamientos mediante la
técnica IMRT, poder realizar IGRT (Radioterapia Guiada por Imágenes). Con esta
técnica de tratamiento se puede corregir la posición del paciente realizando un
Cone Beam CT (CBCT) al paciente, una vez posicionado en la camilla de
tratamiento, a lo que se le conoce también con el nombre de radioterapia
adaptativa, ya que diariamente se adaptan los parámetros del equipo a los
movimientos internos de los órganos del paciente, lo que permite evitar
irradiar áreas o tejidos sanos que, debido a los movimientos propios del
paciente y por ende, de sus órganos, pueden provocar que sean irradiados de no
verificarse mediante la adquisición de imágenes digitales justo antes de
iniciar la sesión de tratamiento correspondiente.
Esto también puede lograrse hoy día mediante la
utilización de sistemas de posicionamiento en Radiocirugía (tipo de
radioterapia en donde se administran altas dosis de radiación en una o
hasta sesiones solamente), como el
sistema ExacTrac de Brain Lab, en donde podemos ver en tiempo real la posición
de la lesión y así administrar el tratamiento.
Igualmente, para la fase de la simulación, los equipos tanto de simulación, planificación y tratamiento, cuentan con un “protocolo de lenguaje” que permite realizar la fusión de imágenes. De esta forma, las imágenes digitales obtenidas en el simulador virtual (CT), pueden ser fusionadas con las imágenes de RM o PET-CT para la planificación de los tratamientos; ya que, al tener un mismo origen DICOM3, la fusión de imágenes lo realizan los planificadores de una forma simple y rápida sin tener que recurrir a puntos anatómicos comunes de las dos exploraciones.
Así pues, gracias a todos estos aspectos positivos de
la digitalización, en el transcurrir de los años de desempeño de mi profesión
como Tecnóloga en Radioterapia y Radiología e Imágenes Médicas, he podido ver
cómo nuestro país ha evolucionado a nivel tecnológico; e igualmente, he tenido
la oportunidad de evidenciar, mediante la práctica, la gran importancia que
tiene la digitalización en mi área de trabajo.
En cuanto a los beneficios, puedo asegurar que no
solamente han redundado en torno al paciente, quienes hoy día, mediante la
variedad de equipos y técnicas
digitalizados, pueden gozar de una mejor calidad de vida, gracias a la
reducción de los efectos secundarios ocasionados por la radioterapia, debido a
la menor toxicidad en los órganos a riesgo; sino también, han redundado en
torno a los profesionales encargados de la prescripción, planificación y administración
de los tratamientos, toda vez que podemos apreciar las lesiones a tratar en
toda su extensión, pudiendo supervisar en tiempo real el trabajo realizado,
gracias a la tecnología 4D que llegó para quedarse.